La franquicia Alien es una de las más reconocibles dentro del cine de acción y terror, donde unos seres de otro mundo llevan al límite las capacidades de supervivencia de quién se cruza en su camino. Panini Comics deja sueltos a los seres más peligrosos del universo de la ficción.
El huevo
Como en cualquier embrión que nace de una carcasa puesta por su progenitor, el ser que conocemos, popularmente, como Alien primero adquiere una forma pálida de múltiples patas, que se adhiere al rostro de su víctima para pasar inocularse dentro y por una fase de crisálida, de la que brotará pasado un periodo de incubación. Su nacimiento como xenomorfo pleno de tamaño pequeño supone el brutal fallecimiento de la persona que lo ha llevado en su interior por lo que no conviene cruzarse con estos seres cuando viajemos por el espacio interestelar. La verdad es que dan mucha grima. Su origen data de la película Alien, el octavo pasajero (1979) y siendo un referente del género de terror espacial su importancia les ha traído hasta nuestros días en diversas formas de entretenimiento, donde también se encuentran los comics.
Ahora Disney se ha hecho con los derechos de la franquicia y Marvel se une a la explotación comercial con una primera serie abierta que cuenta con los guiones de Phillip Kennedy Johnson y los dibujos de Salvador Larroca. Ambos tejen una historia clásica dentro de los estándares que podemos esperar de Alien, con un drama a bordo de una estación espacial donde, sorpresa, se está experimentando con xenomorfos, el arma biológica más potente alguna vez hallada pero también, y parece que nunca van a aprender esos humanos de Weyland-Yutani, la más incontrolable. Y para mayor pecado lo hacen demasiado cerca de La Tierra, como si todo lo sucedido anteriormente con la Nostromo y demás no fuese suficiente para al menos mantenerlos lo más lejos posible.
Abrazacaras
Pues a todo esto tenemos a un conjunto de protagonistas a los que les va a explotar todo en el rostro. El principal de ellos es Gabriel Cruz, el ahora exjefe de seguridad de la Estación Epsilon, que trata de disfrutar de su jubilación forzosa en la tranquilidad de su hogar en La Tierra. Cruz ya tuvo una experiencia previa con los xenomorfos de la que pudo escapar de casualidad gracias a la intervención de una unidad Bishop, los famosos sintéticos que aparecen en la saga. Lo poco que le queda tras una vida de servicio a la compañía Weyland-Yutani es un hijo, Danny, al que apenas ha visto y que le recrimina precisamente su abandono y la muerte del resto de la familia.
Cuando Danny aprovecha una visita de reproches para robarle su acreditación, Gabriel tendrá que regresar a Epsilon para evitar que todo salte por los aires. Aquí es donde vamos a encontrarnos con un planteamiento basado en el sacrificio que un padre está dispuesto a hacer por llevar de nuevo a su hijo a casa, aunque tengan que dejar atrás a todo el mundo que queda allí. Una trama repleta de giros que no sorprenden mucho, salvo en el episodio final, lo que salva un poco la narración de ser una pobre historia más sobre Alien. Phillip Kennedy Johnson siembra algunas cuestiones que nos hacen abrir la mente a un nuevo panorama más complejo acerca de la raza extraterrestre de doble mandíbula, pero poco más.
Alien adulto
El dibujo de Salvador Larroca nos recuerda al estilo que ha venido empleando en algunas de sus últimas intervenciones dentro de Marvel, pero dejando un poco más de lado el fotorrealismo de Star Wars y más cercano a sus números de Doctor Muerte, dejando fluir el lápiz digital para ofrecernos una versión del xenomorfo aterradora en todas sus formas, incluidas las que nunca habíamos visto. Y como ya comentamos en la reseña del número 1 USA, se reserva poner la imagen de su rostro en la del protagonista. Por lo que si conocéis a Larroca en persona, o habéis visto una imagen suya, veréis que la semejanza es más que obvia.
En este tomo se recopila el primer arco de la colección, seis episodios que de momento nos dejan una historia con principio y final, que en los siguientes episodios no se ha continuado, dando paso a otra crónica diferente más alejada de naves espaciales y entornos claustrofóbicos. Linajes es un comienzo discreto que tiene todo lo que se puede esperar de una aventura de Alien pero que no causa una sensación de novedad sino de un poco más de lo mismo de siempre. Da igual que te llames Gabriel Cruz, tenemos la sensación de ya haber pasado por esto.